viernes, 6 de abril de 2018

DOS MIL NOVENTA Y TRES






Ayer estuve viendo una entrevista que le hacían a Wim Wenders, extraordinario cineasta alemán que solo los cinéfilos de verdad saben apreciar.
Me reconfortó cuando dijo que a medida que pasa el tiempo y después de haber filmado películas de ficción, ha llegado a la conclusión de que le resulta más interesante que sus guiones estén basados en la vida real.

Estando tan inmersa en mi propia vida y en la de las personas que forman parte de ella, tengo material más que suficiente para escribir textos basados en la realidad.
Todavía ni siquiera he necesitado hacer un constructo, ya me llegará el momento.

Desde un punto de vista exterior mi vida es muy sencilla, lo único realmente extraordinario es que doy prioridad al conocimiento de mi misma, por lo que me dedico a indagar en mi interior.
Todo lo que hago me ayuda a ir hacia dentro.

Poco a poco voy creciendo, aunque sigo tropezando en los mismos obstáculos que lo hacía desde que empecé a transitar por este camino.

A veces me doy cuenta de que solo se trata de ser consciente y para eso necesito dedicar tiempo.
La práctica es imprescindible.
Intento desarrollar la paciencia y a pesar de lo impetuosa que soy, a veces me doy cuenta de que voy mejorando.

También, dedicando tiempo y buena voluntad, consigo separar el trigo de la paja y es así como he llegado a aprovechar todo o casi todo lo que me sucede para aprender a sacarle partido.
Me refiero, por ejemplo, a que tener la pierna rota me obliga a vivir a cámara lenta y lo hago a gusto.

Supongo que si hubiera fuego en casa, no me haría ninguna gracia no poder correr pero como de momento todo está en orden, no me preocupo.








No hay comentarios:

Publicar un comentario