lunes, 5 de febrero de 2018

DOS MIL TREINTA Y SIETE








Ayer disfruté a conciencia.
Tuvimos un evento para presentar un libro que ha escrito Prem Rawat “Cuando el desierto florece” y todo resultó encantador.
El libro es precioso, sencillo y profundo.
Ya lo he leído y tengo intención de dejarlo en mi mesilla de noche, para hojearlo de vez en cuando.

Todos los que asistimos nos conocemos desde hace años y hacía tiempo que no nos veíamos, por lo que se respiraba una alegría extraordinaria.

Reconozco que me alteré.
Tomé un café y casi no he dormido en toda la noche.
No me importa, pasarlo bien y estar contenta, es lo importante para mí.

Tan animada llegué a casa a las diez de la noche, que hice un blog y una página de FB para comunicarnos entre nosotros.


Me gusta la noche, tanto para dormir como para meditar, leer o estar relajada sin hacer nada.
La sensación de silencio y la seguridad de que nada ni nadie va a interrumpir el sosiego, me permite sumergirme en mi mundo interior, en el que encuentro la paz que tanto anhelo.



Sigo leyendo, más bien estudiando el libro de Vargas Llosa “La verdad de las mentiras”.
Hace un análisis tan preciso de las obras de unos escritores muy bien elegidos a los que conozco, que precisamente por la claridad con la que está escrito, necesito repasarlo una y otra vez hasta darme cuenta del sentido.
Explica ese concepto que tanto me cuesta reconocer, de que hay que diferenciar al autor del narrador.
Íñigo Larroque, mi profesor de escritura lo ha explicado algunas veces en clase, pero me costaba aprehenderlo.
Menos mal que ese concepto se aplica a las novelas y yo ahora me dedico solo a mi diario.
Ser diarista es lo que me interesa.
He tenido una vida intensa y a medida que cuento mis vivencias, voy ordenando mis ideas.

He sido una inconsciente durante mucho tiempo, una niña mimada y caprichosa, que ha necesitado experiencias importantes para despertar la conciencia.
He madurado y me encuentro mucho mejor.
No hay nada como ser responsable de mis propios actos y mantener firmes las riendas de mi vida.








No hay comentarios:

Publicar un comentario