miércoles, 20 de diciembre de 2017

MIL NOVENTA Y UNO








Cada día me duele más la rodilla cuando me levanto de la cama por la mañana, probablemente estaré haciendo demasiado movimiento.
No importa.
Ya tengo casi todo preparado y si falta algo mi hijo el pequeño, cuando venga, se encargará.
Yo ya he llegado al límite.
El ajetreo que se organiza en las tiendas con el efecto navidad es algo insólito.
Dicen las empleadas que lo de esta año supera con creces a los anteriores.
Se terminan los productos  y no los reponen.
Ya no venden lo de todo el año, los cambian por unos especiales que son más caros.
Hablar de este tema me parece un tópico, aunque para mi es casi nuevo, siendo la primera vez desde hace muchos años, que he decidido festejarlo siguiendo la tradición, en honor a Odita.
Ya sé que en todas las casas se celebra en mayor o menor medida y probablemente con mucho más pompa y boato que lo que yo estaba preparando.

De momento dejo las cosas como están y abandono.




Me decía una amiga que tenía problemas de salud, cuando yo me encontraba muy mal y mi madre se estaba muriendo y yo no tenía fuerzas ni para levantarme de la cama:

La enfermedad manda.

No visitar a mi madre me causaba sentimiento de culpabilidad por lo que un día, haciendo un esfuerzo extraordinario, me medio arreglé y con las dos muletas, intentando no dar un paso en falso, aparecí en el cuarto donde ella yacía en agonía, deseando morirse y al verme me dijo:

Ya era hora.

¿qué se puede hacer ante semejante exclamación?

No era el momento de dar explicaciones, ni de pedirlas.
Era evidente que en ese momento mi madre solo podía pensar en su propia circunstancia.

Parece mentira que dos de las personas a las que más he querido en este mundo, son las que más daño me han hecho, mi madre y mi marido.
Los dos están muertos.
Ya no me hacen pasar malos ratos.
Están perdonados.
Ambos me han ayudado a crecer y a respetarme.
Tengo muy claro lo que significa perdonar.
El perdón es cortar con esa acción que me está hundiendo.
Perdonar es decir: 

Se acabó, no tendrás control sobre mi.
Quiero mi vida de vuelta y no te autorizo más a perseguirme.












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