viernes, 13 de octubre de 2017

MIL VEINTISIETE








Así como en algunos asuntos, no me hace gracia que hayan pretendido tratarme como a un ganso de las Landas, para hacer foie gras con mi hígado y embucharme toda clase de ideas que hubiera preferido no saber, agradezco que, por otra parte, me educaran para que fuera disciplinada, puntual y comprometida.
No todo ni siempre lo contemplé, pero hoy en día que ya no quedan las rebeldías, los castigos y las malas caras, no me queda más remedio que agradecer a mis padres que me
dieran  una base sólida, que tanto si la utilizo como si no, me sostiene y me ofrece un apoyo importante.

Lo que me ha llevado a reconocer este pensamiento ha sido lo siguiente:

Antes de que Pilar Serrano supiera que soy amiga de Chelo Álvarez y que he participado en Arenas de Silencio, ella ya se había dado cuenta de que era un proyecto importante y de que Chelo era una mujer valiente.
Dejaba comentarios en FB.

Cuando yo vi la película y empecé a hablar del efecto tan profundo que había producido en mi y en mis recuerdos, Pilar Serrano reaccionó inmediatamente, queriendo participar en un plan que le parecía necesario.

Esa voluntad de querer seguir adelante sin quedarse en decir simplemente ¡que bonito! ¡que interesante!, me hizo notar la madurez que demuestra una persona que sabe distinguir el trigo de la paja, en vez de quedarse en las palabras.
La acción es lo que de verdad cuenta.

La acción y la constancia, comprometerse, eso son hechos y es lo que trasciende.

Para mi ha sido un ejemplo de responsabilidad.
Me ha hecho recapacitar sobre la manera individual de responder ante algo que toca el corazón.
Y además, me ha hecho recordar que en algunos temas, recibí una educación por la que estoy agradecida.

Con una buena base, yo ya puedo desarrollar otros principios.

Gracias por todo Pilar, eres una buena compañera de viaje.












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