lunes, 16 de octubre de 2017

MIL TREINTA









He estando viendo los fuegos de Galicia y me ha dolido ver allí a los propietarios, mirando mientras ardían sus casas.
Parece mentira que no reaccionen, teniendo tanta experiencia en incendios.
Yo aprendí cuando vivía en Los Ángeles, que lo mejor que se puede hacer ante un incendio que se acerca, es huir.
En esos momentos solo la vida importa.

Mi hijo y yo tuvimos la experiencia de ver cómo las llamas se iban acercando a nuestra casa y ya empezaba a estar todo oscuro.
Era el mediodía y la policía dijo con un altavoz que abandonáramos la urbanización, se llamaba Malibu Villas, así que nos fuimos en la furgoneta de mi hijo, dejando todo en la casa.
Como todavía éramos nuevos en asuntos de fuego, hicimos caso a lo que nos aconsejaron y fuimos al parking de la escuela de Malibu.
Nos quedamos a dormir en la furgoneta y al día siguiente nos dejaron volver a nuestra casa.
Tuvimos suerte, puesto que el fuego no llegó hasta esa zona.

No obstante, vi en la televisión a Shirley Maclaine desesperada, pidiendo ayuda delante de su casa que se estaba quemando y eso que solo vivía a unos pocos kilómetros de la nuestra.
En esa zona de California hay muchos fuegos, porque la mayoría de las casas son de madera.
También hay terremotos, generalmente pequeños.
Son debidos a la falla de San Andrés.
Yo noté alguna veces un ligero movimiento.
En una ocasión, estaba en un restorán tomando una pechuga de pollo y de repente empezó a temblar la mesa.
Nos miramos los comensales y parece ser que eso nos tranquilizó, porque seguimos todos comiendo tan tranquilos.
Para la gente que vive allí, eso es el pan nuestro de cada día, no le dan demasiada importancia.
Además, las casas buenas están construidas con protector para temblores.

Entonces aprendí que si alguna vez me encontrara ante un fuego que se acerca, cogería mi coche y huiría en dirección contraria, lo más lejos posible para no pasar ese mal rato.
Si no pasa nada, estupendo y si se quema todo, estupendo también, porque lo único realmente importante es la vida.



Mientras veía en el telediario cómo ardía Galicia, me venía a la cabeza el deleite que deben sentir los pirómanos, para ellos es la gran fiesta.
Parece ser que es una enfermedad que produce un impulso difícil de refrenar.
La padecen más los hombres que las mujeres y se da mucho entre bomberos.

Dicen los expertos que el placer que produce ver el fuego en los pirómanos, sobre todo el que han provocado ellos, es como el del toxicómano antes de inyectarse.

La fuerza de la naturaleza es tanta, que ante ella no nos queda más remedio que intentar ser humildes y agradecer la tranquilidad, cuando la tenemos a mano.















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