lunes, 4 de septiembre de 2017

OCHOCIENTOS NUEVE








Tengo la sensación de que empieza una fase nueva de mi vida.
Repetiré algunas de las ocupaciones del año pasado, creo que me sientan bien y aunque me cuesten, me compensa hacer el esfuerzo.
Me refiero sobre todo al Pilates y la natación.
El mes de septiembre no quiero comprometerme demasiado, tengo intención de seguir yendo a la playa, la necesito, bañarme en el mar,es la alegría de mi vida y de mi cuerpo.

Ya he dejado a los alemanes en el aeropuerto y mi coche en el garaje.
Poco a poco volveré al orden que tanto me complace.

Me quedo con una pequeña sensación de que soy insoportable, de que mis hijos me aguantan porque soy su madre, no porque les guste y sigo viendo claro, que la niña no me puede ver ni en pintura.
Yo intento ser amable pero se ve que no lo consigo.

Tendré que intentar mejorar mi carácter.
¿Tendré que cambiar de carácter?

Lo único que tengo que hacer es concentrarme en mi respiración y comer menos, porque parezco un gargantúa.
Creo que todas mis ansiedades y frustraciones las tapo con la comida.
Peor para mi, porque me molesta estar gordita, pero la fuerza de voluntad viene y se va.



Hoy ya empiezo la clase de Pilates que me sienta muy bien, no solo a mi pierna sino a todo mi cuerpo.
También me apetece estar con Berta, la profesora de Pilates, que además de ser muy buena profesional, es un encanto y nos hemos hecho amigas.

Respecto a la clase de escritura, de momento solo iré a las dos mensuales que hay en Getxo pero con la intención de ir los miércoles a la librería Cámara de Bilbao, si me quedo con ganas.
Disfruto demasiado en ese taller, como para tomar menos clases.

En fin, parece que empieza el otoño, pero no del todo.
A pesar de tener una edad en la que podría permitirme no hacer nada, hay algo en mi que necesita actividad.
No soy una persona ociosa.
Nunca lo he sido.
Me gusta trabajar en mis asuntos.
Estar al día, operativa, activa.








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