domingo, 17 de septiembre de 2017

MIL DOS








Creo que no me queda más remedio que seguir hablando de Pizca, porque cada vez que hablo de ella, luego me quedo pensando que no he contado todo.
Además, tiene la habilidad de decirme novedades cada día, creo que es una genia.
Leí una vez que la característica primordial de un genio, es que posee un don innato, que le hace saber cosas y tener ideas que le salen de su interior, no las ha leído y nadie se las ha dicho.

Pizca se ajusta a este perfil.
A menudo, cuando habla de algo que le ha causado impresión, no piensa, suelta las palabras como si salieran de un manantial que no ha pasado por ninguna clase de filtro, e incluso hasta ella misma se sorprende, al darse cuenta de lo que ha pronunciado.
Tiene poderes.
Creo que son los poderes del amor, ya que ella es muy amorosa.

Hace tiempo saludó a un chico que conocía y me lo presentó.
Pizca le preguntó a ver qué tal estaba.
El chico estaba muy nervioso, nerviosísimo.
Le contó que había estado ingresado en Zamudio, porque llegó un momento en que pensaba que era una mosca y salió a la calle desnudo, para dar una vuelta volando, como si realmente fuera una mosca, por lo que no tuvieron más remedio que encerrarle.
Pizca le escuchaba atentamente y a medida que el chico hablaba y Pizca le miraba
con toda su atención, haciéndole alguna pregunta precisa en el momento adecuado, el chico se iba tranquilizando, hasta que llegó un momento en que se calmó completamente y empezó a comportarse como una persona que está en su sano juicio.

Yo, que contemplé aquella escena desde el principio hasta el final, puedo atestiguar que lo que allí sucedió no es habitual.
Fue el fruto del amor.

No es la primera vez que he visto cómo Pizca es capaz de conseguir que personas que están fuera de sus cabales, vuelvan a sus ser.

Nunca se asusta.
Parece que en el caos se encuentra a gusto, sabe poner orden en situaciones difíciles.

Debo decir sin embargo, que se ahoga en un dedal.
Puede ponerse nerviosa por cualquier nimiedad.
En esos caso, no soy capaz de seguirle la corriente.











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