jueves, 24 de agosto de 2017

STECIENTOS NUEVE








Al principio dudé.
No quería molestar ni meterme en un situación incómoda.
Se lo comenté a Beatriz que conoce a mi amiga desde que nació y me dijo sin titubear:

Vete Mamá, te vas a sentir mejor, aunque no la puedas ver.

No le dí más vueltas.
Salí de casa y fui directamente a una clínica nueva que está en Zorrozaurre.
Pregunté por el número de habitación y allí me dirigí,
Di unos golpecitos suaves en la puesta.
Me abrió la cuñada a quien yo no conocía pero ella a mi, si.
Me aseguró que mi amiga estaba dormida, que no podía entrar.

Le pedí que por favor le dijera que soy Blanca Oraa.
Ella contestó que ya lo sabía.
Cerró la puerta y la oí hablar con mi amiga.
Esperé.

Al cabo de un rato volví a tocar en la puerta y salió la cuñada aparentemente malhumorada.

Le pregunté:

¿Le has dicho que soy yo?

No le he dicho nada porque está dormida.

Pero si estoy oyendo cómo discutís, los dormidos no hablan.

Volvió a cerrar la puerta pero se quedó abierta.
Y yo oía cómo mi amiga le decía.

Entra Blanca, entra.

Entonces, entré un poco y dije:

Lo que quisiera saber es quien es la que no quiere que entre.

Y en ese momento nos encontramos mi amiga y yo y nos abrazamos con todo el amor del mundo que nos hemos tenido siempre y pasamos unos momentos maravillosos, en que ambas mostramos todo lo que nos queríamos.

Estábamos felices de vernos.

Al irme le prometí que no volvería pero no sé si lo cumpliré.











No hay comentarios:

Publicar un comentario