miércoles, 18 de enero de 2017

CIENTO SESENTA Y DOS







Creo que protestar no solo es bueno para la que protesta sino que puede ayudar a que se corrijan ciertos comportamientos, que pueden servir a mejorar la convivencia y a que se piense un poco más en las consecuencias de pequeñas acciones, que están tan arraigadas en algunas personas, más que nada porque no les han prestado atención.

Hoy sin ir más lejos, he llevado a la clase de Pilates unos folletos que me dieron en la clase de escritura, para dejarlos en la entrada.
Mientras pedía permiso, iba colocando el montón muy ordenadito, al lado de los que anuncian los asuntos que a ellos les interesan y mi profesora me iba diciendo que está prohibido por la dirección.
Entonces yo, sin quitarlos, mientras iba a la clase, he empezado a hablar de la solidaridad y la he preguntado a ver si las personas que dirigen el centro a quienes ella conoce mucho, no se rasgan las vestiduras al ver lo que está pasando con los refugiados.

Por supuesto que si, estaría bueno.

Ya ves, esto parece una pequeñez, pero es algo que puede ayudar.
Yo sé como te sientes cuando no te permiten colocar un cartel, porque cuando hacía exposiciones, si en algún sitio me lo negaban, no me hacía gracia.

Al salir de la clase, he hecho el gesto de recoger los folletos y la profesora me ha dicho que los deje.


Por eso pienso que protestar es saludable.
A veces resulta cansino pero si me encuentro fuerte y no me cuesta demasiado, protesto y la mitad de las veces sirve de algo.

Una amiga mía protesta a menudo.
A veces se mete en unos berenjenales tremendos, pero por lo menos ella se queda tranquila.



Una vez que yo estaba en un supermercado orgánico de Malibu, hablando con la encargada de las vitaminas, que muy amable me daba explicaciones sobre los efectos de las que me convenían, de repente se dio la vuelta y me dejó con la palabra en la boca y un tremendo sentimiento de rabia e impotencia.
Me daban ganas de protestar, mas la curiosidad por saber el motivo de su displicencia, me ayudó a contenerme y quedarme en mi sitio.


Esperé un momento y al ver que estaba hablando con Demi Moore, comprendí lo que hizo.

No protesté.





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