domingo, 25 de diciembre de 2016

CIENTO TREINTA Y OCHO







Creo que soy una tiquismiquis, porque solo por la cena de ayer que me hizo salirme de mis coordenadas habituales, hoy no me encuentro bien del todo.
No por eso he dejado de trabajar en mis fotos que tanto me hacen disfrutar.
Me he tomado un stop cold, que es una pastilla que suele cortarme el constipado cuando la tomo antes de que se haya instalado del todo en mi cuerpo.


Beatriz y yo vamos a comer a casa de mi hermano Gabriel y me gustaría encontrarme bien para poder disfrutar de ver a mis sobrinos a quienes hace tiempo que no veo.
Antes vivíamos en la misma casa de Las Arenas y les veía todos los días, por lo que tal vez les quiera más que a otros a los que he visto poco.


Ayer cenamos en esta casa Pizca, Rosalía y yo.
Más tarde llegó Beatriz.
Lo pasamos bomba, la comida estaba buena, la bebida también y nos reímos como hacía tiempo no lo hacíamos, yo, por lo menos.
Con Pizca es con la persona que más me rio del mundo.

A lo mejor empezamos a hablar en plan serio, mas a medida que avanza la conversación enseguida surge la risa y la carcajada, una gozada.







La comida en casa de Gabriel ha sido “La Grand Bouffe”, que por cierto, cuando estrenaron la película de Marco Ferreri en Europa tuvimos, que ir a Biarritz a verla.
Eran años difíciles para ver buen cine en el estado español.


Pues bien, me apetece escribir el menú para no olvidarme:


Langostinos cocidos con dos mayonesa: normal y al coñac.
Consomé (7 horas a fuego lento)
Vieiras Figueroa 
Merluza cocida con salsa beurre blanc
Fiambres variados
Turrones 
Anguila de Santo Tomé Obrador de Mazapán de Toledo

Bebidas:
Albariño del Palacio Fefiñanes
Vino tinto Gran Reserva de Bodegas Bilbaínas




Con este banquete pantagruélico que no por ello menos elegante, doy por terminadas mis fiestas navideñas.





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