viernes, 23 de diciembre de 2016

CIENTO TREINTA Y SEIS







La natación empieza a ser una parte importante de mi vida.
Empecé por prescripción facultativa y sigo haciéndolo por el mismo motivo, no obstante reconozco que me sienta tan bien que estoy agradecida al doctor Álvarez de Mon que tanto énfasis pone en el asunto.
Insiste en que es el gran secreto y empiezo a creerle por los buenos resultados que noto en mi misma.



El otro tema que me tiene cautiva es la fotografía.
No se puede negar que lo que yo hago es fotografía, sin embargo la trabajo de tal manera que el resultado no es lo que se espera de una foto que retrata exactamente un paisaje, sino que a través de lo que especulo con ella, consigue ser algo bonito, basado en algo que existe .pero con ciertos cambios que lo embellecen y hacen que destaque lo que yo considero importante.

Ya estoy deseando salir corriendo para hacer fotos en Zorrozaurre.
No hay mayor alegría para mi, que llegar a casa con el móvil cargado de fotos nuevas en las que ponerme a trabajar.
Inmediatamente las publico en mi blog que va a FB, en donde los “me gusta” se multiplican.

Todo resulta placentero.
Hasta salir de casa que es lo que más me cuesta, cuando tengo la ilusión de hacer las fotos y pensado el motivo, la alegría me impulsa a hacerlo sin demasiado esfuerzo.
Cuando vuelvo y me siento en el ordenador, la felicidad es completa.
A veces hasta me olvido de comer lo cual es harto difícil en una gargantua como yo.





No estando Odita y sus padres aquí, la navidad carece de interés para mi, excepto por Pizca que gracias a que su hija vive en las Arenas, ha venido a pasar unos días.
Les he invitado a ella y a su hijo a cenar mañana en casa y como no tengo intención de trabajar, he ido a Zuricaldai y he comprado bastantes maravillas que no harán que echemos en falta las perdices ni la merluza en salsa verde que suele cocinar Mattin.
Todo encima de la mesa y todo bueno.
Maribel, que es la dueña de Zuricaldai de Neguri, cuyo nombre termina en i latina, me ha aconsejado.
Creo que tanto ella como nosotros vamos a cenar lo mismo.



El domingo Beatriz y yo estamos invitadas en casa de mi hermano Gabriel.
Allí siempre hay mucha gente y siempre se come mejor que bien.
Le llevaré un cuadro de regalo, se lo merece, es un buen hermano.








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