jueves, 3 de noviembre de 2016

OCHENTA Y NUEVE







Parece que de momento he sido exonerada de uno de mis placeres favoritos, que es conectarme a FB.
El problema de estos servicios que funcionan con máquinas, es que no hay posibilidad de entendimiento si se comete algún error.
En estos caso tengo que hacer un ejercicio de paciencia que me ayuda a aumentar un poquito la que tengo, que no está desarrollada debido a que no la ejercito lo suficiente.

Reconozco que soy terca y he observado que no soy la única.
La terquedad de los demás no puedo corregirla pero la mía si, por lo que me armo de determinación y me dedico a otros asuntos y compruebo con alegría, que pueden ser incluso más interesantes que FB.

Antaño se decía: “No hay mal que por bien no venga” y hoy en día se dice “serendipity”.


Conseguí ver el primer capítulo de una serie a la que esperaba como agua de mayo “The Young Pope” en la que Jude Low hace de Pío XIII y ¡vive Dios! que no me defraudó.
Me entusiasmó y cuando ya estaba metida hasta la raíz, no conseguí ver el segundo capítulo, que parecía todavía más interesante que el primero.
Todas las personas que han tomado parte en esa serie son de gran categoría, empezando por Sorrentino, que es el guionista.
Las películas sobre Papas que recuerdo, me han gustado.

Otro asunto que requiere de mi paciencia.
Al final, aunque trate de esconderme, todo me lleva a la lectura que nunca falla y en ella encuentro el sosiego y la compañía que tanto anhelo.

Definitivamente creo que Borges es un maestro en el que debo profundizar aunque tenga que mirar en el diccionario una de cada siete palabras.

Respecto a Borges no me explico dos cosas muy concretas:

Una: que mi profe de escritura, a quien le encantan los cuentos, no nos recomiende los de Borges.
Otra: Que no ganara el Nobel debido a sus ideas políticas.

En fin ¿quien soy yo, pequeño saltamontes, para inmiscuirme en las decisiones de los que están bastante más preparados que yo para los grandes temas de la literatura?







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