jueves, 10 de noviembre de 2016

NOVENTA Y CINCO







Me han invitado a presentar tres textos a una revista de literatura de la universidad de Deusto.
No sé cómo funciona pero imagino que si les gusta, me publicarán uno y tal vez más adelante otro.
No quiero tener expectativas, mas solo el hecho de que me lo hayan propuesto me proporciona cierta seguridad en mi misma.
Sé que mi manera de escribir no se ajusta demasiado a lo habitual, ni es lo que pretendo.


Decía Roland Barthes que lo más importante es el estilo y eso lo intuí cuando era muy pequeña, mucho antes de saber que Barthes existía.
Me parecía importante el estilo en todo.
Estando en el colegio me fijaba en el estilo de las niñas en sus escritos, en la manera de presentar sus trabajos, en sus peinados, en todo.
En aquellas épocas no era fácil tener estilo, porque todas nos vestíamos con el mismo uniforme y habíamos aprendido a escribir con el mismo modelo de letra y sin embargo, cada una tenía su peculiaridad en la que yo me fijaba hasta en los menores detalles.
También me daba cuenta de que algunas se copiaban y eso no me interesaba y había grupos en las que todas tenían el mismo estilo.

Hoy también veo eso en el metro, grupos de adolescentes exactamente iguales.
El estilo es algo muy personal que está relacionado con cierta gracia personal.
Creo que el estilo es más importante que la belleza.




Siendo ya estudiante de BBAA conocí a Barthes y su “Grado cero de la escritura”.
Era un libro de lectura casi obligatoria, porque la semiótica estaba de moda y me marcaron bastante ciertos conceptos que revolucionaban la literatura.
A medida que recuerdo a Barthes, me viene a la cabeza la importancia que supuso para mi, conocerle y leerle.
Tal vez tendría que volver a revisar su trabajo, ahora que escribo.


Elegir el empleo del tiempo exige un ejercicio de claridad y decisión en el que no hay cabida para la duda.
Se piensa, se mide, se pesa y cuando se ve con claridad lo que tiene más interés, se toma la decisión y no se mira para atrás.
Simplemente se avanza en ese camino.
Tampoco se comenta:

Estoy leyendo a Barthes ¿qué opinas?

No se hace así.
Uno lee a Barthes y se va dando cuenta de que aprende y eso es lo importante.








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