lunes, 3 de octubre de 2016

SESENTA







Por fin ayer pude ver “Elle”.
Reconozco que me impresionó.
Pensaba que estaba preparada para todo, porque sé que Verhoeven es un director que se atreve con historias perversas, aún así, me perturbó.
Es una película de intriga, con una Isabelle Huppert, que se supera a sí misma.
Con razón está considerada la mejor actriz del mundo, por lo menos es lo que me dijo un amigo francés.
Y yo le creo.

Me suele costar salir de casa los fines de semana, pero cuando lo hago, disfruto.
Creo que estoy volviendo poco a poco, al tipo de vida que hacía antes de romperme la pierna.
Hasta hace poco me pasaba el día sentada delante del ordenador porque no podía andar, pero ahora que me encuentro bien, ya no tiene sentido.
Así que voy dando pasos hacia la normalidad.

Durante el tiempo que he estado inmovilizada, se han transformado algunas cosas a mi alrededor.

Lo más importante ha sido la muerte de mi madre.
Ese acontecimiento ha supuesto un cambio profundo en mi vida.
Era una mujer extraordinaria, fuerte y voluntariosa, acostumbrada a mandar e imponer su criterio.
Yo no me sometía, lo cual le sacaba de quicio.
No he sido una hija fácil.
Incluso cuando intentaba complacerla, metía la pata.

Ella siempre intentó cambiarme y yo no me dejaba.
Al morir descansó y yo, por mi parte, también.

Casi siempre he hecho lo que he querido, mas la sombra del miedo a mi madre que me perseguía sin tregua, disminuía mi entusiasmo, porque barruntaba que ella se enfadaría.

Ahora me siento libre, me he relajado.
Sigo haciendo lo que me da la gana pero de una manera natural, sin temor, alegremente.

Mi ex-marido también intentó cambiarme, pero tampoco lo consiguió.
Él mismo me lo confesó.
Era unos años mayor que yo.
Yo acababa de salir de un internado en Francia y él ya estaba esperándome.
Mi primo Isín Delclaux, que era amigo suyo, le había hablado de mi.

Él pensó que una niña de 17 años sería maleable y podría hacer conmigo lo que quisiera, pero le salió el tiro por la culata.
A pesar de que yo estaba enamorada y de que era el primer chico con quien había salido, no consiguió su objetivo.

Ni mi madre ni él consiguieron cambiar ni un ápice de mi carácter.











No hay comentarios:

Publicar un comentario