martes, 6 de septiembre de 2016

TREINTA Y SEIS








He tomado un Orfidal.
No podía soportar mis nervios, me matan.
No es que las cosas me salgan mal sino todo lo contrario, es la cantidad de asuntos que se acumulan, con el único propósito de conseguir que mi cabeza entre en ebullición.
Hasta me he acordado de santa Teresa de Jesús cuando hablaba de “la loca de la casa” refiriéndose a lo que para mi, es como un enjambre de abejas que se pican entre si y de paso me vuelven loca.

Ayer pasé una tarde dificilísima haciendo la invitación para la expo.
Nadie me obligaba pero me empeñé y gracias a María Seco que me enseñó un programa y me animó a utilizarlo, lo conseguí con un error que tuve que subsanar, después de haber mandado todas las invitaciones por mail, WhatsApp y haberlas publicado en Instagram y FB.

Ahora me voy a la playa con Pizca y me olvido de todo menos del placer de embadurnarme de cremas, sumergirme en el agua del Cantábrico con su salitre y tomar el sol, compartiendo con Pizca lo mejor de la vida, sabiendo que cada momento es único e irrepetible, sobre todo cuando estamos juntas, lo cual no sucede tanto como me gustaría.

Si algo deseo y cuido es mi estado de paz, pero cuando se me va de las manos, tengo que hacer un esfuerzo para recuperarlo.
En fin, ya pasó, son como picos que en el momento álgido empiezan a bajar y poco a poco todo vuelve a su ser.
Se me han juntado tantas cosas que me asusto.
Lo de la expo no es nada, ayer pasé por delante y mis dos cuadros están muy bien colgados, justo los primeros, se ven desde la calle.
Yo ya estoy cansada de tantas carpas de Ondarreta y Zarauz pero a la gente le encantan y ya quedan pocas.

Por otro lado está el libro.
No termino de ponerme de acuerdo con la editorial, he cambiado la portada, he puesto la misma foto que en la invitación de la expo porque es buena, tiene muchos píxeles y la historia de la novela sucede en San Sebastián.

Y para colmo, el viernes tengo que ir a Madrid a ver al doctor Álvarez de Mon, que acaba de llegar de Estados Unidos y me han dado esta cita de milagro.
Me encuentro bien, pero no del todo.

Necesito estar con él.






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