lunes, 15 de agosto de 2016

TRECE







Ya se han ido los berlineses.
Estoy extenuada y satisfecha porque sé que he hecho un gran esfuerzo para recuperar el tiempo que, enferma e inmovilizada, no pude atenderles como me hubiera gustado.
Han sido años problemáticos.

En el 2008 me rompí la pierna y a partir de ahí se sucedieron las operaciones, la rotura de la clavícula, la muerte de mi madre, de mi exmarido, del marido de mi hermana y el coma de mi sobrino, que murió pasados unos meses.

Me encontraba mal, estaba enferma, traté con diferentes médicos que no fueron capaces de diagnosticarme, así que a pesar de encontrarme sin fuerzas y con dos muletas todavía, me fui a Madrid a ver al doctor Álvarez de Mon, que en una entrevista de una hora, supo de mi más que todos los que me llevaban tratando desde hacía años.
Me hicieron toda clase de pruebas y efectivamente, el profesor había acertado.
Tenía una cistitis intersticial, enfermedad difícil de diagnosticar porque los médicos casi ni la conocen.
Me recetó una medicación fuerte que tardó tiempo en hacerme efecto, pero yo sabía que estaba en buenas manos.
Al cabo de unos meses empecé a nadar por prescripción facultativa y me fui encontrando mejor.
Estuve yendo a Madrid todos los meses hasta que me bajó un poco la medicación y seguí nadando.
En Madrid lo pasaba muy bien.
Aprovechaba para ir al Reina y veía exposiciones maravillosas, aprendí de arte conceptual.
Ahora el doctor está en Estados Unidos haciendo investigación.
Volveré a verle en septiembre.

En este momento solo pienso en descansar, seguir con mis blogs, mi diario, ver series y seguir vaciando mi estudio hasta conseguir el orden que tanto añoro.








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