jueves, 11 de agosto de 2016

NUEVE









Ya no hace tanto calor y se agradece.
Sigo dedicada a la familia y constato que en el país de los vascos, donde yo habito, la comida es el momento cumbre de la unión familiar.
Nunca me ha gustado cocinar, aunque vengo de una familia en la que se daba una importancia exagerada al buen yantar y mi madre era una artista en ese campo, no obstante mi manera de emplear el tiempo, iba en otras direcciones.
Este verano he cambiado.
No solo cocino a gusto y me lo agradecen, sino que estoy empezado a deleitarme hasta tal punto, que tengo ganas de dar un paso más y aprender a hacer salsas.
Creo que el motivo de mi actual entusiasmo, es que las personas con quienes convivo agradecen mis guisos, que son simples y preparados con amor.
Elaborar una comida disfrutable requiere varios pasos, de los cuales el primordial es pensar.
Es preciso no repetir los platos principales.
Una vez decidido lo que se va a cocinar, hay que hacer la compra diaria, sobretodo en verano ya que lo que no se guarda en la nevera, se pudre fácilmente.


Tal vez resulte un poco ridículo hablar de estas menudencias que todo el mundo sabe, pero la verdad es que creo que es la primera vez en toda mi vida, que me he dado cuenta de la importancia de hacer la compra diaria.





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