sábado, 6 de agosto de 2016

DOS









Tengo la sensación de que la vida va cada día más deprisa.
Todo se desarrolla a una velocidad vertiginosa.
No solo mis asuntos personales, sino la política y lo que sucede en todas partes.
Vamos tan rápido, que a veces tengo la sensación de que nos vamos a caer.
Lo único que me tranquiliza es pararme, concentrarme en la respiración y así, poco a poco, me siento segura.
La acción me produce vértigo, no puedo soportar el ritmo ambiental.
Recurro a mi soledad.
Me meto en mi cuarto, cierro los ojos y recupero mi centro.
Me resulta difícil vivir con gente.
Estoy acostumbrada al silencio, a escucharme a mi misma sin contar con nadie, a hacer lo que quiero y deseo en cada momento.
La vida en comunidad, cinco personas en este momento, es una escuela de conocimiento de mi misma inagotable.
Luego vendrán las vacaciones.
Las vacaciones actuales no son de verdad, son como un teatro.
No creo que sea necesario entrar en detalles.
Además, si pienso, me canso.








No hay comentarios:

Publicar un comentario