viernes, 19 de febrero de 2016

Capítulo 54_Charlando con Amanda en el Arraiz










Amanda recordaba el tiempo vivido en Bilbao con verdadero cariño hacia la gente que conoció.
Preguntó a Carlota si seguía viendo a Mónica y al contestarle afirmativamente, reaccionó con alegría y le dijo que le gustaría verla pronto.

¿Qué te parece si tomamos un té en mi nueva casita mañana?
¿Podrías encargarte de decírselo?

Se lo preguntó con entusiasmo, sin ni siquiera darse cuenta de que se estaba precipitando.

Yo estaré encantada, pero antes de confirmártelo tendré que hablar con Mónica.

Musitó Carlota con delicadeza.
Amanda es muy expresiva y Carlota la conoce y sabe que a veces habla sin pensar.

Claro, estaría bueno.

Se disculpó Amanda.

En fin, si te parece, cuando lo sepas me mandas un WhatsApp para saber a qué atenerme.
Perdona, soy una atolondrada, ya lo sabes, por más que me esfuerzo no consigo controlarme.

Carlota se rió.

Te conozco hace mucho tiempo y sé cómo eres, no pasa nada.

Amanda sabía que Carlota siempre se reía cuando ella se apresuraba.

Te agradezco que me disculpes porque meto la pata y luego me quedo incómoda.

Mientras tomaban un inmejorable pulpo a la gallega con su patatita cocida y el pimentón pelín  picante, Carlota ni se acordó de mencionar a Santiago Sierra, pero cuando les sirvieron el chuletón gallego de vaca rubia crudo en parrilla y esperaban a que se asara un poquito, le nombró como quien no quiere la cosa y entonces, fue Amanda la que soltó una gran carcajada mientras decía:

Me parece que ese tío te ha impresionado más de la cuenta.

Carlota no quiso ocultarlo.

La verdad es que pasé un día estupendo con él.
No estoy acostumbrada a salir con hombres tan especiales y además galantes.

Perdona, interrumpió Amanda, no sé si he oído bien: ¿Has dicho que Santiago Sierra es galante?

Más que galante, un perfecto caballero.

Ratificó Carlota.

No sé si estamos hablando de la misma persona.
El Santiago Sierra que yo conocí, era un salvaje, que no tenía reparos en comportarse como un perfecto mal educado y así lo demuestran sus acciones artísticas.
Le conocí hace años, tal vez haya cambiado, mas lo dudo.

Contestó Mónica convencida.

No sé, se disculpó Carlota, te aseguro que conmigo se comportó como un señor.

Es un artista, replicó Amanda, supongo que si algo sabe, es interpretar un papel cuando le conviene. 
No puedo negar que si Santiago Sierra ha sido cortés contigo, es que le interesas bastante, porque te aseguro que ese tío no se esfuerza en ser amable, ni aunque se encuentre con el Papa de Roma.

Todo lo que le decía Amanda elevaba el nivel de placer que le proporcionaba la idea de que Santiago Sierra tuviera que venir a Bilbao para exponer en Concepto, y de momento no le quedaba más remedio que ponerse en contacto, ya que estaba casi segura de poder ofrecerle una fecha concreta y cercana.
Lo bueno de Carlota es que estaba preparada para no apegarse a los hombres.
Lo había pasado tan mal cuando dejó a su marido, que entre otras terapias leyó el libro “Las Mujeres que aman demasiado”, de Robin Norwood y le ayudó a reconocer sus errores.
Nunca había vuelto a poner todos los huevos en la misma canasta en sus relaciones con los hombres.
Su psiquiatra le enseñó a tener presente lo siguiente:

Te quiero mucho pero a mi me quiero más” (sic)

Además, en los pocos y ligeros romances desde su divorcio, a pesar de que había conocido a muchos hombres que se habían interesado por ella, con los que estaba en contacto por su trabajo, lo cual significa que de entrada ya tenían asuntos en común, en cuanto notaba la mínima falta de delicadeza, cortaba sin dar explicaciones, porque tampoco le gustaba la idea de ir de maestra por la vida.
Tenía muy claro que lo que más le interesaba era disfrutar de una constante paz interior y no permitía que nada ni nadie se la robase.

A pesar de que habían pimplado una botella de buen crianza riojano, las ganas de confirmar la fecha con Sierra, pudo más que su deseo de echar la siesta y dejó a Amanda en su apartamento de la torre de Izozaki (1) que todavía no conocía y se dirigió a su oficina con la esperanza de que nadie interrumpiera la correspondencia que tenía intención de mantener con Santiago Sierra.




1_Las torres gemelas que Arata Isozaki, arquitecto japonés, ha diseñado para ubicarlas donde estaba el Depósito Franco de Bilbao, que era precioso y que aún estando en ruinas fue utilizado para una exposición de Zumeta.


No hay comentarios:

Publicar un comentario