jueves, 21 de enero de 2016

Capítulo 39_Alonso piensa en su matrimonio













Alonso se daba cuenta de que Mónica había perdido el interés en hacer el amor con él.
Ni siquiera se prestaba a los mimos que tanto le gustaban antes.
No sabe cuando empezó a decaer el asunto.
Recuerda a Mónica como una mujer fogosa, siempre dispuesta a participar en los juegos del amor, deseosa de sentir el contacto de su cuerpo.
A veces comentaban riéndose que si necesitaran dinero podrían ir a Amsterdam y trabajar en el barrio rojo, donde hay clubs, en los que están muy bien retribuido hacerlo en público.
Se reían porque sabían que jamás necesitarían hacer algo parecido.
Pero todo aquello pertenece al pasado.
Hoy en día siguen durmiendo juntos, se hablan con cariño, se entienden, pero la vida sexual es nula porque Alonso nota que ella está fría, no desea estar cerca de él ni con él.
Tal vez podría proponerle hacer una terapia.
Tiene amigos que han estado a punto de separarse y han superado los problemas con ayuda.
No había dado demasiada importancia a este asunto, pensando que sería una racha y que se le pasaría, pero ya llevaban demasiado tiempo sin tener una vida sexual complaciente para ambos.
Alonso quería a Mónica y la aceptaba tal cual, la conocía a fondo y sabía que, a pesar de la tontería típica de las chicas de su estilo, era una mujer fuerte, con mucho amor en su corazón.
De hecho, cuando la conoció y empezó a salir con ella, al ver que la cosa iba en serio, la presentó a sus padres.
Fueron a pasar el día a San Sebastián.
Los Vergarajaúregui vivían al lado del hotel Londres, en la Bahía de La Concha, en una casa del siglo XIX, decorada con mucho gusto, con ese estilo que tienen las casas buenas de San Sebastián, que saben mezclar los muebles antiguos con cuadros de vanguardia.

La recibieron con los brazos abiertos ya que a juzgar por lo que les había contado Alonso, era la mujer idónea para él.
Mónica estuvo encantadora, tan guapa como de costumbre y muy discreta.
Se veía que estaban muy enamorados.
A sus padres les gustó y Jose María, su padre, cuando habló con Alonso, le dijo:

Mónica será una gran mujer.
Has hecho una buena elección.

Jose María veía en Mónica la compañera perfecta para que su hijo lograra cumplir sus ambiciones.
Los padre de Alonso se quedaron satisfechos.
El matrimonio de un hijo es un hecho importante en la familia, que de algún modo a todos concierne.
Esa noche, los padres de Alonso en vez de leer cuando se metieron en la cama como era su costumbre, se quedaron charlando animadamente, recordando sus primeros encuentros y cómo creció su amor a pesar de los altibajos propios de la convivencia.

Al llegar a Bilbao, Alonso dejó a Mónica en la casa de sus padres y él se fue a su piso de estudiante, se sirvió un JB con mucho hielo y agua, se sentó cómodamente en su sillón favorito y pensó en lo bien que le iba la vida.
Le sonreía.
Como buen sagitario, había puesto el ojo en un punto al que quería llegar y poco a poco iba juntando los elementos que necesitaba para conseguirlo.
La meta estaba lejos, mas Alonso no tenía prisa.
Era joven y se sentía con fuerza para luchar contra cualquier obstáculo que se encontrase en el camino.
Estaba contento.
Llamó a Mónica para desearle buenas noches y decirle que la amaba profundamente.
Mónica respondió con voz melosa como solía hacerlo a esa horas, deseando que llegara el momento de pasar las noches con él.

De momento llevaban la relación de una manera conservadora puesto que la idea era casarse lo antes posible.

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