miércoles, 23 de diciembre de 2015

Capítulo 19_El desconcierto










Gari trataba de hacer las cosas lo mejor posible para que su nueva vida resultara un éxito.
Los años pasados en Francia fueron divertidos, aprendió muchas cosas interesantes pero también cometió errores que prefería olvidar.
Era listo y aprendió de sus equivocaciones.
Su relación con las drogas resultó bastante más intensa que un simple coqueteo.
Fue a Bali siendo muy joven y con la sola intención de coger las mejores olas del mundo en el paraíso del surf.
Pronto se rodeó de amigos impresionados de su destreza, no olvidemos que Gari es un surfer extraordinario.
Al anochecer se juntaban para cenar y pronto accedió a fumar la hierba que le ofrecían.
Al principio simplemente daba unas caladas y notaba que se ponía contento, se reía y disfrutaba de la comida balinesa, que es deliciosa.
Se basa en arroz, verduras y pollo, sin olvidar la extensa y maravillosa variedad de frutas exóticas.
La presentación de los platos es exquisita, los balineses dan mucha importancia a la estética, es un pueblo con una cultura elevada, donde la sonrisa es constante y el extranjero es bienvenido.
Durante muchos años no sintió la necesidad de tener su propia hierba, así que cuando hizo la tontería de comprar un paquete para fumar sin depender de los demás, tuvo la mala fortuna de que la policía hizo una redada y allí estaba nuestro amigo.
Le habían advertido que en Bali el asunto de las drogas es muy serio.
Puede llegar a ser motivo de pena de muerte o con mucha suerte cadena perpetua.
Gari pasó varios días en la comisaría.
Estaba desesperado sin saber a quien recurrir, por nada del mundo quería que sus padres se enterasen.
Metieron a otro preso que hablaba balinés y le dijo que todos los policías son corruptos, que por 5.000 euros le dejaban salir.
Se ofreció a hablar con el policía si le pagaba su parte y Gari accedió.
La gestión funcionó.
Fueron 10.000 euros muy bien aprovechados.
El alivio que sintió fue tan grande, que decidió no volverse a meter en jaleos el resto de su vida.
No consiguió evitar que le pusieran en el pasaporte persona non grata por lo que no pudo volver a Bali.
No poder ir a Bali no era el fin del mundo.
Sentirse libre es lo más grande que existe.
Ese era el motivo por el que no se había encontrado con Jaime los últimos años.
Había tenido suficientes experiencias, como para querer alejarse de un estilo de vida que le recordaba demasiado a sus peores momentos.
En Bilbao estaba contento, se comportaba como una persona normal y excepto su primo Beñat que estaba al tanto de sus asuntos, nadie sabía los puntos oscuros de su pasado.
Gracias al surf se mantenía en muy buena forma física y tenía una salud excelente.

El día de la inauguración de Morquillas en “Concepto” disfrutó charlando con Beatriz.
Ni siquiera tuvo la oportunidad de saludar a Mónica ya que estaba muy ocupada saludando a todo el mundo y presentando a su marido.
De repente les vio salir precipitadamente.
Pensó que irían a cenar con sus amigos.
Cuando la gente se estaba marchando, se acercaron Jaime y Carlota.

¿Os apetece ir a cenar al Monterey?
Se come muy bien, es uno de los mejores sitios de Bilbao.
Es pequeño y las mesas están en la barra pero merece la pena, no suele haber gente por la noche.

Beatriz dudó antes de contestar porque se levanta temprano para ir al gimnasio UP de Las Arenas, pero le apetecía seguir la fiesta y aceptó.
Efectivamente, Monterrey estaba casi vacío y cenaron la mejor merluza frita de todo Bilbao.
Se notaba que Jaime y Carlota estaban a gusto juntos y tenían bastantes cosas en común.
No es que Jaime fuera un experto en arte, pero a su madre le gustaba mucho la pintura y desde pequeño estaba familiarizado con ella.
A Carlota le interesaba la faceta de escritor de Jaime y le encantaba que le hablara de todos los lugares a los que había viajado.
Eran cuatro amigos que se encontraban bien estando juntos, como si se conocieran de toda la vida.
En condiciones normales, Carlota hubiera ido a cenar con el artista y con los asiduos, pero Morquillas dijo que prefería retirarse temprano, así que a las diez en punto la gente se fue y Carlota cerró la galería.
Esas cenas a las que va tanta gente a veces resultan interesantes, pero para los que no pertenecen al núcleo y no se conocen entre sí, son peligrosas.
Para Gari, haber encontrado a los Artiach y que hayan encajado tan bien con su prima era estupendo.
Le gustaba la idea de tener amigos con los que, además de coger olas, podía salir a tomar una copa o a cenar.
Beatriz le había hablado de las maravillas del golf y de lo bien que encaja con el surf.
Quedó en tomar unas clases con ella para conocer los fundamentos y se ofreció a acompañarle en los 9 hoyos del Pitch and Putt (1) de Derio.
Parecía que la vida le sonreía.
Lo de Mónica le resultaba muy complicado.
Una vez tuvo un romance con una francesa que estaba casada y la verdad es que es muy enrevesado tenerse que esconder, no poder llamar por teléfono con naturalidad y lo peor de todo, es que siempre serás el segundo plato, porque el marido tiene la prioridad absoluta por mucho que cuando estés a solas te diga que te quiere más que a nadie en el mundo y sandeces por el estilo.





(1) El pitch & putt se desarrolla en campos de hoyos par 3, es decir, diseñados para jugarlos en 3 golpes.

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