domingo, 23 de agosto de 2015

Un hecho doloroso










Había varios niños bañándose y de repente una ola se llevó a unos cuantos.
Algunos salieron solos pero otros no lo consiguieron.
Yo me metí en el agua con la intención de sacar al mío.
Me encontré un niño que se estaba ahogando y lo saqué y se lo di a mi marido que venía detrás de mi.
Seguí adelante y me encontré otro niño que se estaba ahogando y lo cogí y se lo di a mi marido.
Para entonces el mío ya se había ido.
Contado así parece un cuento de idiotas pero es exactamente lo que sucedió.
Yo no me siento ni culpable ni lo contrario.
Supongo que si quisiera podría pensar muchas cosas y ninguna bonita, así que me limito a aceptarlo.
Cuando se lo conté a Charo Alemany, terapeuta del alma, me dijo que había sido muy generoso por mi parte.
No tengo intención de engañar a nadie diciendo que fue un acto heroico.
En absoluto.
Si hubiera sido consciente de lo que estaba haciendo habría salvado a mi hijo, pero no lo hice.
Hecho está.
No tengo mucho más que decir.
Vivo con ello.
Lo acepto.


No hay comentarios:

Publicar un comentario